Johana no será olvidada

Esta es Johana, una niña de 9 años que vende pulseras tejidas hechas por su mamá a todos los turistas que llegan al lugar. Me tomó de la mano y me llevó a conocer el lugar, me contó que caminaba 1 hora de regreso a su casa todos los días. No camina sola, camina con sus primos de la misma edad. Todos venden manualidades para llevar dinero a sus casas.

Al verlos recordaba lo que yo era a esa edad, y lejos estaba de pensar en trabajar para llevar dinero a mi casa. Mi deseo en ese momento era ayudarlos, darles comida o lo que tuviera a mano para hacer ese día menos duro que el resto.

Sabía que lo que hiciera sería solo eso, una ayuda momentánea porque al día siguiente sentirían hambre y sed otra vez; y trabajarían igual. En un desierto sus opciones no son muchas, deben luchar día a día para sobrevivir.

Pensaba y pensaba, ¿cuál es el plan de Dios para estas personas? ¿Cómo puedo ayudar? Y pues la respuesta fue clara:

Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

Mateo 19:21

Señor dame la sabiduría y fuerza suficiente para creerte y seguirte. No permitas que mi fe se apague. Esa fe, que me has otorgado como un regalo preciado. El consuelo en medio del dolor y quizás, la única herramienta que tengo para creer que cualquier realidad terrenal puede cambiar para bien.