Una Fe Oculta
- Sindy Valenzuela
- 4 feb 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 ago 2021
“…Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.” Juan 3:1-2
Me atrevo a decir que Nicodemo, el maestro de Israel reconoció a Jesús, sabía perfectamente con quién estaba hablando, pero después de ese encuentro pareciera que eso no hubiera sido suficientemente magnifico para convencerse de dejar todo y caminar junto al hijo de Dios. Creo entender a Nicodemo, no lo justifico, pero me imagino lo difícil que era para él dejar su zona de confort, pues para mí también lo ha sido muchas veces.
Nicodemo aparece en otras dos ocasiones en la Biblia, Juan 7:50-51 y Juan 19:39-42. Al leer estos pasajes vemos a un Nicodemo curioso por los milagros que hace Jesús, después tratando de defenderlo disimuladamente y finalmente, ocupándose de él en su sepulcro.
¿Por qué ese cambio de Nicodemo? ¿Será que decidió hacer pública su fe? No lo sabemos, pero sabemos que el plan de Dios sigue con o sin nosotros. Él nos invita a ser parte de su plan de salvación y nunca se detiene. Incluso después de su muerte, él sigue trabajando en nosotros para que podamos ya no solo creer sino también actuar. Así como Nicodemo actuó después de la muerte de Jesús. No nos obligará a seguirlo, pero no deberíamos esperar hasta el último momento para servirle.
Si Dios nos ha dado la habilidad de escoger y seremos responsables de lo que hacemos o no hacemos. Ojalá podamos escoger hacer su santa voluntad y hacer visible nuestra fe.
Identifiquemos que hay en nuestros corazones, en que invertimos nuestro tiempo, dinero y fuerzas. Si nada de esto nos lleva a Cristo, estamos perdiendo el privilegio de caminar con Cristo. No nos engañemos creyendo que podremos seguir igual y crear un balance ¡Porque nunca es así! Acabamos dejando eso q nos aparta de Dios o alejándonos de él.
Una fe oculta no da fruto y nos aleja de la bendición de servir a Dios. Que Dios nos de sabiduría y fortaleza para vivir diferente y adorarlo a él con todo lo que hagamos.
“Que el Señor nos lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.” 2 Tesalonicenses 3:5
Comments